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De hospital y de celebración; de piedra y de sol

Principios de abril

En cómo te lo iba a contar pensaba cuando me hurgaban las venas y mientras me dejaba hablar por el pasillo, tumbada en la camilla. Y con el aire ya invadido me decían, decían: «respira tranquila, respira y piensa en algo bonito». —Te vas a dormir —. Una voz a mi lado.

¿Se podía respirar mal? Si se podía respirar mal, lo hacía mal porque seguía despierta. Cogí aire y más y más y quería solo dormirme y dejar de darle vueltas a cómo te lo iba a contar. Cogí aire.

Me desperté. —¿En qué piensas? Creo que no dije nada.


Mediados de abril

Un día cualquiera de repente podrías perder las palabras, los ojos, el pelo, la casa, la cabeza, el dormir, el tiempo, tu forma de hablar y todo lo que nos hemos dicho y desaparecerías como si no pasase nada por desaparecer llevándote contigo mis palabras, mis ojos, mi pelo, mi casa, mi cabeza, mi dormir, mi tiempo, mi forma de hablar y todo lo que nos hemos dicho y yo desaparecería como si fuese esa la única manera posible de aparecer de nuevo.


Finales de abril

M'arrauleixo contra el vidre i la península es fa gran. Fora, el sol, també.

Però són les dues de la matinada, encara: vomito pels ulls i m'atrapo. Durant una estona hi ets.

Crema fort el cos de nit.



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