Me llamo Elena, nací en el septiembre del 96 y diría que esto de las palabras ya me viene de entonces.
Solté la primera a los ocho meses y mi voz pasó a ser el ruido de fondo allá donde iba. Quizá para ser menos pesada, empecé a escribir en mi tiempo libre desde que me enseñaron; me atrapó saber dibujar los sonidos y hablar sin hablar (tanto).
Lo puse en práctica en mi diario de Hello Kitty, que tenía un candado y dos llaves. Me obsesioné con retratar lo que pensaba, lo que me gustaba, lo que no entendía y quería entender.
Una vez lleno, pasé de escribir allí a escribir en otro diario y en otro y en otro y en los bordes de los libros, las mesas del cole, las ventanas con vaho, los poemarios de lite, las libretas de casa, los apuntes de clase y otros lugares que no tenían ni candado ni llaves.
Ahora escribo mi primera novela. Con más años pero tanto, en tantos sitios y tan obsesionada, insistente y encantada como entonces.
Sí, esto de las palabras ya me viene de entonces.