Julio de saltarme el norte
Le mando una foto del bañador que me regaló, me lo he puesto. Salgo y cruzo el umbral de plagas que hay fuera. Pongo muchos destinos en el mapa y canciones sin dejar silencios y cuento cosas, repito datos:
—Esto es lo más al este que se puede estar.
Con los días, uno tras otro, señalo lugares que ya son míos. Me acuesto escuchando cerca el mar desde la cama —duermo nada o mucho— y me despierto mirando lejos. Veo las sombras del edificio: más plagas, en cualquier caso.
El día que me voy hace un sol que quema. Corro porque me he dejado los pendientes y los encuentro —resulta que algunas cosas se pueden encontrar—. Rápido, me baño en el mar hasta el último momento: guardo mojado el bañador que él me regaló y lo empapo de olor a humedad.
Con mala letra, escribo volviendo a casa sobre trayectos cortos y cambios largos.
Meto puntos cada pocas palabras.
Así.
Julio de bastante heavy
Bebo vino en el sitio de las berenjenas a la brasa. Me hacen una foto porque estoy de celebración, de seguir adelante. Al salir, veo la propaganda de los partidos, que va cambiando de aspecto según la cantidad de gente que ha pasado por delante. Algunos días tengo más esperanza que miedo y otros, al revés.
Más tarde, alguien se lee lo que hace años que escribo. Pasa una página tras otra, aunque ha dicho que solo iba a leer la primera. Me pide permiso para hacer lo que acaba de hacer, «puc llegir la següent?», y yo digo: «de veritat vols?», y dice: «sí», y yo digo: «de veritat vols?», y dice: «sí», y yo digo: «de veritat vols?», «sí, sí». Sorprendente.
Julio de si fuera famosa sería peor
Lloro delante del servicio de limpieza de un hotel. Pican y me digo que voy a parar, pero vuelven a picar y estoy peor, entra más gente. Oigo cómo hablan sobre mí como si no estuviera delante mientras me seco las lágrimas en el baño. Les pido perdón dos veces.
Julio de dejar el barrio </3
Le ayudo a bajar cajas y cajas y cosas del piso a la calle. Se me escapa hasta tres veces una pelota de waterpolo por Av. Vallcarca. Cuando dice «esta caja pesa mucho, la cojo yo» es porque dentro tiene tantos libros que las solapas no cierran ni por arriba, ni por abajo. Veo en los lomos cientos de autores que no he leído. Por el pasillo, me tropiezo con su vida metida en bolsas y veo que hay poco más que recoger. En el salón, la estantería se ha quedado vacía: todos los libros que había en ese piso eran suyos.
Julio de hacer bien lo que se me da mal
Para evadirme, corro. Para trabajar, corro. Para avanzar, corro. Para escribir, corro. Para dormir, corro. Para curarme, corro. Al hablar, corro y al descansar, corro. Ahora lo hago con las bambas que corrigen la forma que tengo de correr; no sirven para corregir lo de alejarse tanto.